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sábado, 24 de noviembre de 2012

El calendario Azteca: Tiempo e Imagen Circular

La Piedra del Sol
Un Mandala de la Cultura Universal

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha unido sus creencias religiosas y sagradas con el ejercicio artístico: arte, credo y cultura han ido de la mano por milenios.
Cada grupo humano tuvo sus particulares formas de poner en relación estos aspectos de la vida; sin embargo, muchas de estas manifestaciones artísticas primigenias tienen algo en común: el círculo, como figura, ocupa en ellas un lugar primordial. Muchas veces diagrama las imágenes, muchas otras esconde misterios, significados secretos, llaves de conocimiento.
En este post traemos nuestra lectura personal acerca de una pieza única que se ha convertido en parte constituyente del legado cultural de toda la humanidad: La Piedra del Sol o también (mal) llamada El Calendario Azteca.


La Piedra del Sol es un antiquísimo disco monolítico de basalto que porta inscripciones alusivas a la compleja cosmogonía mexica y sus cultos solares.




Como dijimos más arriba, se la suele  llamar por error Calendario Azteca, pero su verdadero significado en lengua náhuatl es "Sol de Movimiento". Esta piedra habría sido tallada hacia el 1479 en el Templo Mayor de México Tenochtitlan y permaneció oculta hasta 1790 luego de haber sido derrumbada durante la conquista de México.
Su nombre se encuentra en estrecha relación con la forma en la que está diseñado el disco, circularmente, y fundamentalmente con la cosmogonía del pueblo azteca o mexica que mide sus ciclos temporales de forma circular y solar.
La piedra del sol ha sido, desde hace ya muchos años, objeto del incansable estudio de numerosas ciencias y disciplinas, desde la Arqueología, la Historia, la Astrología, pasando por  los estudios de Predicción no Demostrada como la Numerología, el Horóscopo, etc.
No reproduciremos aquí el significado que las sociedades actuales han dado a los símbolos que pueblan este disco tallado, lo que sí haremos es comentar por qué nos ha llamado tanto la atención esta obra de arte:

La presencia del círculo siempre es mágica, tiende a llevarnos un poco más allá, a cruzar los límites de la percepción visual más usual y cotidiana. El círculo se nos muestra imponente, no queda más que observar La piedra del sol, uno de los múltiples ejemplos en el arte de la humanidad entera, para notarlo.
El arte mandálico, en tanto representación esquemática sagrada del cosmos, pertenece a la cultura budista e hinduista; pero la presencia de estas configuraciones mandálicas en las obras artísticas aparece en gran parte de las culturas antiguas del mundo, la mayoría de las veces relacionada con el culto propio de esa sociedad.

La mandorla del arte cristiano medieval, algunos laberintos en el pavimento de iglesias góticas, los rosetones de hermosas y reconocidas catedrales, las chacanas del mundo andino, son algunas de las pruebas de cómo las imágenes circulares, concéntricas, sugieren esta idea de perfección a la que se ha asociado el círculo.

La equidistancia respecto a un centro, pero también la libertad dentro del círculo que se forma (como es el caso de los zendalas) está estrechamente relacionada a la idea del eterno retorno, donde los tiempos, la naturaleza y los espacios son cíclicos.
La Piedra del sol fue pensada, según indican los estudiosos del tema, en directa relación con esta idea de un tiempo cíclico, donde no habría un sólo fin sino varios y donde el tiempo (no lineal, no cronológico) cobra una dimensión muy distinta a la de nuestra actual concepción.
Por lo tanto, La Piedra del sol con forma mandálica en su materialidad y con significado sagrado en su experiencia cultural, es uno de los más bellos ejemplos de cómo las civilizaciones del mundo se relacionan y conectan, más allá de su lejanía en el orbe y en el tiempo.
Este grabado antiguo además de haber sido la expresión sublime de un pueblo, de nada más y nada menos que su cosmogonía, es decir, del inicio de sus tiempos y el relato de ese inicio, es una obra de arte que nos muestra el grado de importancia que la figura circular tenía en la antigüedad.
Rescatamos entonces la presencia de ese mundo mandálico en la cultura azteca, pues rescatamos también aquello que de intrínseca y maravillosamente sagrado tienen todas las manifestaciones de la cultura, más allá de las creencias o de las ideas de su pueblo.
Este Blog intenta acercarles aquello que se relaciona -o encontramos, o creemos, relacionado- con los Mandalas y Zendalas. El aporte de hoy proviene desde nuestra preciosa América. 

                          


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